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Sánchez manda a Zapatero a Suiza tras el ultimátum de Puigdemont

Normalizando las negociaciones opacas habituales entre el PSOE y un fugitivo, ZP tratará de mantener el apoyo al Ejecutivo

A la desesperada, Sánchez manda a Zapatero a Suiza tras el ultimátum de Puigdemont. En un contexto de creciente tensión entre el Gobierno y Junts, ambas partes activan la llamada mesa de Suiza, un foro de interlocución que se celebra de manera mensual entre un Gobierno y un golpista prófugo, y que esta vez se perfila como un punto de inflexión en las relaciones políticas.

La cita llega después de que Junts tumbara la medida estrella de la vicepresidenta, Yolanda Díaz, sobre la reducción de la jornada laboral, y antes de que Podemos vote en contra de la delegación de competencias en inmigración para Cataluña.

Puigdemont ha expresado su frustración por la falta de avances en las cesiones con las que Sánchez ató siete votos para su investidura y, además, por el olvido definitivo de algunas de ellas, como la oficialidad del catalán en las instituciones europeas, un compromiso que se vinculó a la presidencia del Congreso de Francina Armengol.

Negociación opaca entre representantes de un partido de gobierno y un golpista fugitivo

Con negociaciones clave sobre el techo de gasto y los Presupuestos Generales del Estado en el horizonte, Junts busca hacer valer sus siete votos decisivos y presionar al Gobierno de Pedro Sánchez para obtener avances concretos.

Tras el ultimátum de la semana pasada, que descartaba apoyar cualquier medida socialista, Zapatero y Juan Francisco Serrano, en representación del PSOE, se reunirán este jueves en Suiza con Puigdemont, Jordi Turull y Miriam Nogueras. El objetivo es retomar acuerdos pendientes y resolver las disputas que llevaron, como represalia, al rechazo de la ley de reducción de jornada laboral.

Según fuentes de Junts recogidas por ABC, el partido decidió cambiar su estrategia tras meses de advertencias al PSOE sobre la falta de avances. Pasaron de una disposición al diálogo a una postura de “no a todo, hasta nuevo aviso”, aunque podrían volver a apoyar medidas cuando consideren que resulten beneficiosas para Cataluña o reciban concesiones a cambio.

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