Más de la mitad de los españoles piensa que esta imagen también se podría dar entre Pedro Sánchez y Begoña Gómez
El expresidente francés Nicolás Sarkozy ha abandonado este martes su domicilio en el distrito XVI de París. Lo ha hecho acompañado de su esposa, Carla Bruni… Para dirigirse a la prisión de La Santé. Allí comienza a cumplir una condena de cinco años de cárcel por corrupción y financiación ilegal. Las primeras imágenes de la mañana mostraban a la pareja caminando de la mano, en silencio, tras despedirse de su vivienda rumbo a la cárcel.
Bruni, vestida de negro y con semblante serio, permaneció a su lado en todo momento, sin realizar declaraciones, hasta el abrazo antes de que Sarkozy se apeara al coche oficial que le transportó a la prisión.
La artista había publicado horas antes en redes sociales un mensaje de apoyo a su marido, acompañado de la canción Les séparés, en el que evocaba el dolor de la distancia y el silencio de la ausencia.
El expresidente de Francia, Sarkozy, de 70 años, fue condenado por haber recibido fondos del régimen libio de Gadafi para financiar su campaña presidencial de 2007. Tras varios recursos fallidos, la justicia francesa ordenó su ingreso inmediato en prisión.
El exmandatario cumplirá la pena en una celda individual de nueve metros cuadrados en la cárcel de La Santé, bajo medidas especiales de seguridad dada su edad y notoriedad.
Y Pedro Sánchez…
La salida del matrimonio fue seguida por decenas de curiosos y simpatizantes; algunos incluso aplaudieron discretamente al expresidente. En su breve gesto de despedida, y tras el emotivo abrazo que compartió con su mujer, Sarkozy levantó la mano derecha y sonrió levemente antes de subirse al vehículo oficial que lo trasladó al centro penitenciario, escoltado por numerosas motos policiales.
Y la pregunta que se hace media España es: ¿sucederá lo mismo en un futuro con Pedro Sánchez? ¿Se despedirán de igual forma Pedro y Begoña? El tiempo lo dirá…









Mar 21 octubre 2025 @ 17:08
Ojalá pasase lo mismo en España pero me temo que en esto también tendremos que sentir sana envidia de los gabachos