Australia castiga así la defensa de la identidad occidental frente al avance del multiculturalismo radical y la sumisión a la agenda islamista
Parece imparable el avance del multiculturalismo radical y la sumisión a la agenda islamista en medio mundo, y también en el mundo Occidental. El ejemplo es este. La parlamentaria conservadora de Australia, Jacqui Lambie ha sido suspendida por una semana del Senado por irrumpir en la cámara con un burka.
El incidente relatado por LA BANDERA ocurrió el pasado 24 de noviembre en Canberra. Buscaba denunciar las «lagunas de seguridad» que permiten el acceso a edificios públicos con prendas que ocultan el rostro, un gesto valiente que ha sido aplastado por la corrección política de la izquierda global.
Lambie, miembro del partido independiente con tintes conservadores, se levantó durante una sesión sobre seguridad nacional, se cubrió con un burka prestado y gritó: «¡Aquí estoy, nadie me ve! ¿Cómo sabéis quién soy? ¡Esto es un riesgo para todos!».
El presidente del Senado, Sue Lines, ordenó inmediatamente su expulsión, argumentando «conducta desordenada» y «falta de respeto a la cámara«. Pero Lambie, veterana de guerra y defensora acérrima de la soberanía australiana, replicó: «Si un terrorista entra con esto, ¿qué hacéis? ¿Lo dejáis pasar por ‘diversidad’?».
¿Una provocación?
La sanción, que le impide participar en debates clave sobre inmigración y antiterrorismo, ha sido aplaudida por los laboristas de Anthony Albanese, quienes la tildan de «provocación racista«, mientras los liberales de Peter Dutton la respaldan como «llamado a la razón«.
Este escándalo trasciende Oceanía y llega como un eco a Europa, donde el burka simboliza no solo un peligro para la seguridad, como demostró el atentado de París en 2015. También es símbolo de una afrenta a la dignidad de la mujer y a nuestra identidad cristiana-occidental.
Islamización de barrios por el Sanchismo
En España, el Gobierno de Sánchez, cómplice en la islamización de barrios como Vallecas (Madrid) o El Raval (Barcelona), ignora estas alertas. De hecho, permite que velos integrales se multipliquen en calles y escuelas, fomentando guetos donde la Sharia suplanta la ley.
VOX, fiel a su doctrina patriótica, ha sido siempre claro y contundente… El burka y el niqab no son «símbolos religiosos«, sino «herramientas de subordinación» que reducen a la mujer al silencio y la invisibilidad. Así lo ha denunciado, por ejemplo, la portavoz balear Manuela Cañadas.
Prohibición del velo islámico
No en vano, en junio, el Grupo Parlamentario VOX registró una proposición no de ley para prohibir el velo islámico en todos los espacios públicos, exigiendo multas de hasta 600 euros por su uso y hasta tres años de cárcel por coacción.
Es en defensa de «la igualdad entre hombres y mujeres, la integración cultural y el respeto por nuestras tradiciones». Porque «la islamización es una grave amenaza para nuestra identidad y el respeto a nuestro sistema jurídico».
Por el momento, Francia, Austria y Suiza ya han vetado estas prendas opresivas o van por el camino. En Melilla, tras una redada yihadista, VOX impulsó una ley estatal similar, subrayando que «va a favor de los derechos de las mujeres y la seguridad de todos».
La izquierda: aliada con el islamismo radical
El caso Lambie en Australia es un aviso: la izquierda, aliada con el islamismo radical, castiga a quien defiende la libertad y la seguridad.
En España, mientras Sánchez pacta con Bildu, VOX recuerda que, si no se toman medidas, tendremos que prepararnos para el ocaso de Occidente. Ya lo confirmó todo un Arturo Pérez-Reverte…








