Telefónica vuelve a la carga con un ERE monumental y a escondidas: la operadora ha puesto sobre la mesa un plan de ajuste para 2025 con el que pretende vaciar sus oficinas a base de prejubilaciones de oro desde los 54 años y, si no hay voluntarios suficientes, recurrir a despidos. La noticia ha indignado a sindicatos y empleados, que ven cómo la empresa privatizada hace caja mientras expulsa a miles de trabajadores.
Prejubilaciones a medida de los jefes
La primera propuesta incluye prejubilaciones para los nacidos entre 1969 y 1971, es decir, empleados de 54 y 55 años, que percibirán el 68 % del salario regulador hasta los 63 años y un 38 % desde entonces. Lo mismo para los nacidos entre 1965 y 1968, a quienes Telefónica ofrece el 62 % hasta los 63 y un 34 % hasta los 65. A los más mayores, nacidos en 1964 o antes, les prometen el 52 % hasta los 63 y también un 34 % hasta los 65.
6.088 puestos en peligro
La compañía quiere deshacerse de 6.088 trabajadores en total, de los que 5.040 corresponden a Telefónica de España, Telefónica Móviles y Telefónica Soluciones. Es decir, un recorte drástico que se come casi una octava parte de la plantilla.
Pagas de lujo según la edad
Bajo la apariencia de generosidad, las indemnizaciones están diseñadas para ahorrarle costes a la empresa. Los empleados de 54 y 55 años se irán con un 68 % del sueldo hasta los 63 y luego un 38 %; los de 56 a 59 años cobrarán un 62 % hasta los 63 y un 34 % hasta los 65; y los de 60 en adelante, un 52 % hasta los 63 y un 34 % hasta los 65. Es menos de lo que cobraron otros EREs, pero suficiente para callar bocas.
Un ERE calcado al de 2024 pero con trampa
Telefónica repite la fórmula de su ERE de 2024, pero esta vez ha eliminado la voluntariedad total. La empresa pretende que el 82 % de las salidas sean prejubilaciones, y el resto pueden ser despidos forzosos si no se alcanzan las cifras. Los sindicatos denuncian que la compañía se reserva el derecho a expulsar a quien quiera, incluso en áreas estratégicas.
Los sindicatos se rebelan
UGT, CCOO y Sumados‑Fetico han rechazado la propuesta y reclaman mejoras. Exigen que todas las salidas sean voluntarias, que se amplíen las condiciones de indemnización y que se garantice la estabilidad de los puestos estratégicos. Temen que la dirección utilice el ERE para deslocalizar servicios y precarizar aún más el empleo.
En definitiva, Telefónica quiere maquillar un despido masivo con bonitos cheques y promesas que se esfumarán en unos años. Mientras la empresa presume de beneficios, sus trabajadores afrontan un invierno negro. El tiempo dirá si la presión sindical logra frenar un ERE que huele a privatización y a recortes sin piedad.








