El pueblo de Chile ha dicho «basta» al caos impuesto por las políticas progresistas y Abascal habla de verdad, la libertad y la prosperidad
En una victoria histórica y contundente, José Antonio Kast ha sido elegido presidente de Chile con un apoyo masivo que refleja el clamor popular por seguridad, orden y prosperidad.
El candidato de derechas, conocido por su firmeza contra la delincuencia y la inmigración ilegal, arrasó en la segunda vuelta electoral del 16 de noviembre, derrotando a la representante de la coalición izquierdista, Jeannette Jara, en lo que muchos describen como un mandato claro y sin paliativos. Todo para restaurar la grandeza de la nación de Chile.
Kast, el líder más derechista desde los tiempos de Augusto Pinochet, obtuvo un triunfo aplastante que no deja lugar a dudas: el pueblo chileno ha dicho «basta» al caos impuesto por las políticas progresistas.
Abascal desde X lo acaba de felicitar: “Enhorabuena a mi querido amigo y aliado @joseantoniokast, nuevo presidente electo de la República de Chile, por su aplastante victoria, y al pueblo chileno por haber optado, con una decisión clara y arrolladora, por la verdad, la libertad y la prosperidad. José Antonio ha demostrado la fortaleza, las convicciones y la inteligencia de un verdadero estadista, justo lo que Chile necesita para abrir una nueva etapa de esperanza, orden y futuro”.
Aire fresco para América Latina
Este no es un mero cambio de gobierno; es un soplo de aire fresco para toda América Latina, que lucha por liberarse de las cadenas del comunismo retrógrado que asfixia a países como Cuba y Venezuela.
En Cuba, el régimen castrista mantiene a su pueblo en la miseria y la represión, mientras que en Venezuela, el chavismo ha convertido una nación rica en un paraíso de hiperinflación, escasez y éxodos masivos.
Chile, al elegir a Kast, se posiciona como faro de esperanza, demostrando que es posible rechazar el socialismo fallido y optar por valores conservadores que priorizan la familia, la economía libre y la soberanía nacional.
Kast y Abascal
Kast, aliado cercano de VOX en España y de su líder Santiago Abascal, ha enfatizado que su causa principal es combatir la delincuencia rampante y la inmigración ilegal que ha desestabilizado barrios enteros. «Chile quiere salvarse del comunismo y de la izquierda que nos ha llevado al borde del abismo», declaró en su discurso de victoria. Pero humildemente, insistió: «Este no es un triunfo personal ni de un partido; es un triunfo de Chile». Ganó la esperanza de vivir sin miedo, de caminar por las calles sin temor a la violencia importada o al crimen organizado que florece bajo gobiernos blandos.
Contra el avance de la izquierda
Con este resultado, América recibe un impulso vital contra el avance izquierdista. Países vecinos observan con envidia cómo Chile elige el camino de la responsabilidad fiscal, el respeto a la propiedad privada y la defensa de las tradiciones cristianas.
Kast promete reformas audaces: endurecer las leyes migratorias, aumentar la presencia policial y fomentar inversiones que generen empleo genuino, no subsidios clientelistas. Su victoria envía un mensaje rotundo: el pueblo prefiere la libertad al igualitarismo forzado.
En un continente plagado de experimentos socialistas fallidos, el ascenso de Kast marca el comienzo de una era de renacimiento conservador. ¡Viva Chile libre!








