«El presidente Trump defendió a Hungría; esto no ocurría desde hace mucho tiempo» afirmo Viktor Orbán
El 7 de noviembre, el presidente Donald Trump recibió en Washington al primer ministro húngaro Viktor Orbán en un encuentro que trascendió la agenda diplomática habitual y puso de relieve un cambio que ya genera tensiones en Bruselas: la consolidación de un bloque internacional de líderes patriotas comprometidos con la defensa de los valores culturales frente a lo que consideran un declive promovido por las élites europeas.
Orbán calificó la reunión como un logro histórico: “El presidente Trump defendió a Hungría; esto no ocurría desde hace mucho tiempo”. Más allá del simbolismo, la reunión tuvo implicaciones estratégicas: Estados Unidos otorgó a Hungría una exención completa de las sanciones que afectaban sus importaciones de energía rusa. Mientras la Unión Europea suele adoptar un enfoque condescendiente, Trump reconoció el papel de un país pequeño pero firme en sus convicciones.
Trump definió a Orbán como un “gran líder” y destacó la eficacia de sus políticas de control migratorio, señalándolo como un ejemplo a seguir en Europa, según reporta The European Conservative.
Acuerdos económicos y cooperación estratégica
La visita también fortaleció los lazos económicos. Hungría firmó contratos por 600 millones de dólares en gas natural licuado estadounidense y en suministros nucleares con Westinghouse, mientras Trump respaldaba públicamente a Budapest frente a la presión de Bruselas.
La consolidación de la alianza de patriotas en Europa
El éxito de Orbán refleja un fenómeno más amplio: la expansión de la Alianza de Patriotas por Europa, presentada el 30 de junio de 2024 en Viena junto a Herbert Kickl, líder del Partido de la Libertad de Austria, y Andrej Babiš, ex primer ministro checo. La coalición, que incluye a VOX, se convirtió en pocas semanas en el tercer grupo más grande del Parlamento Europeo, con 84 escaños en 12 países.
La fractura cultural de Europa
Este crecimiento responde a tensiones profundas. Europa Occidental, rendida al posmodernismo, enfrenta un declive de valores tradicionales: iglesias vacías, natalidad en caída y políticas de sustitución demográfica promovidas como progreso.
El multiculturalismo obligatorio ha generado problemas de seguridad en ciudades como Estocolmo, París o Bruselas, mientras en Alemania se transforman espacios religiosos históricos para acomodar nuevas comunidades, y en el Reino Unido el discurso político se ajusta según grupos religiosos específicos.
En este contexto, Orbán se distingue como uno de los pocos líderes europeos que defienden abiertamente las raíces cristianas del continente. Su enfoque no es oportunista: reconoce que la civilización se sostiene en un marco moral común. En 2019 recordó que la conversión al cristianismo del rey Esteban de Hungría fue “clave para nuestra supervivencia”.
Apoyo a comunidades religiosas y seguridad interna
Hungría ha promovido la construcción de iglesias, financiado escuelas y hospitales para cristianos perseguidos y protegido a la comunidad judía, la tercera más grande de Europa. El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Gideon Sa’ar, afirmó: “Sabemos que Hungría está de nuestro lado”.
Tras el 7 de octubre de 2023, Budapest no registró ataques a sinagogas ni manifestaciones con banderas de Hamás. Orbán subrayó con firmeza: “Aquí nadie ondea banderas de Hamás, ni nadie lo hará jamás”.
La tensión con Bruselas
Las críticas hacia Hungría reflejan más un choque ideológico que preocupaciones internas. La UE condenó la regulación mediática en Budapest, mientras que en Francia la represión de los Chalecos Amarillos pasó casi desapercibida. Además, políticas fronterizas similares a las de Hungría en Alemania no provocan reproches. Bruselas ha congelado fondos por supuestas violaciones al Estado de derecho, ignorando casos de corrupción en otros países europeos y persecución política en Polonia.
Hungría defiende una visión de Europa basada en naciones soberanas, en contraste con la agenda de un superestado promovida por algunos líderes de la UE.
Un eje Trump-Orbán que desafía el consenso europeo
La alianza entre Donald Trump y Viktor Orbán va más allá de la táctica política: representa un esfuerzo por preservar la civilización occidental, frente al relativismo cultural que amenaza diluirla. Hungría enfrenta desafíos demográficos y económicos, pero Orbán emerge como una figura clave en la defensa de los valores históricos de Europa. Trump lo resumió claramente: es un líder “respetado por todos”.








