«El ‘Pollo Carvajal’ posee información sensible que podría derivar en acciones legales» ha afirmado
Milton Revilla, un exmilitar venezolano, asegura tener información crucial que revela la colaboración entre ETA y las FARC, una relación que, según su testimonio, habría sido protegida por las estructuras de seguridad del régimen chavista. Actualmente bajo protección en Estados Unidos, Revilla se trasladó recientemente a Madrid para aportar nuevos documentos que podrían reactivar una investigación previamente archivada por la Audiencia Nacional, la cual la asociación Dignidad y Justicia busca reabrir.
En exclusiva para The Objective, Revilla explica que miembros de ETA habrían transitado desde Venezuela hacia Colombia con apoyo logístico oficial, siendo escoltados hasta campamentos de las FARC. Allí, entre 2001 y 2003, habrían instruido a guerrilleros colombianos en técnicas de fabricación y uso de explosivos, en pleno período de ofensiva de seguridad bajo el presidente Álvaro Uribe.
El militar ingresó en el Ejército venezolano en 1989 y en 2000 fue destinado a Catatumbo, una región fronteriza y selvática históricamente utilizada por grupos armados como ELN y FARC. Según su relato, presenció cómo dos etarras cruzaban la frontera con la protección de agentes de inteligencia venezolanos, sin pasar ningún tipo de control.
Entre los nombres vinculados a estos movimientos se encuentran José Arturo Cubillas e Iñaki de Juana Chaos. Años más tarde, un oficial de inteligencia colombiano contactó a Revilla para recabar información sobre este tránsito irregular. Según él, uno de los acompañantes se identificó como agente, lo que consideró un indicio de que se buscaba garantizar impunidad.
Revilla apunta directamente a Hugo «el Pollo» Carvajal, entonces jefe de Inteligencia del chavismo, como responsable de autorizar estos movimientos. Según su versión, Carvajal también bloqueó cualquier investigación interna y ordenó la detención y tortura de Revilla cuando intentó denunciar los hechos. Carvajal fue extraditado a Estados Unidos en 2023, acusado de narcotráfico, narcoterrorismo y tráfico de armas.
El exmilitar asegura que se negó a cumplir la orden de no registrar a los terroristas y documentó todo lo sucedido, enviando informes a sus superiores, a la Fiscalía y a la Audiencia Nacional españolas. Sin embargo, sus advertencias fueron ignoradas, lo que le llevó a sospechar la existencia de intereses políticos que habrían bloqueado cualquier avance judicial, coincidiendo con el proceso de paz en Colombia.
Sobre José Arturo Cubillas, Revilla explica que fue deportado a Venezuela en 1989 tras un acuerdo bilateral con España y acogido como refugiado político. Más tarde obtuvo la nacionalidad venezolana y ocupó un cargo en el Ministerio de Agricultura. Según Revilla, su entorno utilizó organizaciones civiles para blanquear la presencia de antiguos etarras, quienes continuaron colaborando con las FARC.
En el caso de Iñaki de Juana Chaos, el exmilitar asegura que fue localizado en Venezuela en 2014. España solicitó su extradición en 2015, pero las tensiones diplomáticas frustraron la entrega del histórico miembro del comando Madrid.
Revilla también critica al expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, al que acusa de actuar como mediador político a favor del chavismo y de contribuir a frenar iniciativas judiciales internacionales contra responsables del régimen venezolano.
Según su versión, el régimen chavista no solo facilitó el traslado de miembros de ETA a los campamentos de las FARC, sino que también les proporcionó documentación oficial y protección a su regreso a Venezuela, permitiéndoles desplazarse por el país sin ningún control.
