Si no se actúa internacionalmente, el silencio será cómplice del holocausto cristiano en Nigeria y en toda África
Esun grito desesperado. Hablamos del obispo nigeriano Wilfred Anagbe, que ha suplicado al Congreso de Estados Unidos una intervención militar inmediata para detener el genocidio de cristianos en Nigeria. «La sangre de los cristianos nigerianos clama ante ustedes. No podemos permitirnos esperar más», declaró recientemente Anagbe, obispo de Makurdi.
Como recoge El Debate, sin una acción rápida, advirtió, «el cristianismo corre el riesgo de desaparecer en partes del norte y del Cinturón Medio de Nigeria en muy poco tiempo».
Nigeria, epicentro mundial de la persecución religiosa según Open Doors, ha visto cómo Boko Haram y milicias fulani extremistas han segado 52.000 vidas cristianas desde 2009, más que en cualquier otro rincón del planeta. El congresista republicano Chris Smith lo confirmó: «Datos de Open Doors muestran que Nigeria lidera en persecuciones y asesinatos de cristianos».
Anagbe relató horrores personales. En su aldea natal, Aondona, varios familiares fueron masacrados el 22 de mayo por estos bárbaros islamistas. Recientemente, más de 300 alumnos y profesores de un internado católico fueron secuestrados en el norte, un ultraje que el régimen de Bola Tinubu ignora con pusilánime complicidad.
Aldeas convertidas en mataderos
«Una intervención coordinada política, militar y humanitaria» es lo que exige el prelado. Mientras, la izquierda global predica un multiculturalismo suicida, incluidos yihadistas: apoyados en silencio por potencias que financian el terror. Y son ellos los que convierten aldeas en mataderos y campos en cementerios.
El reciente etiquetado de Nigeria como País de Especial Preocupación (CPC) por Washington ha infundido «esperanza y fortaleza espiritual» a los perseguidos, pero no basta: se precisa mano dura, como en las operaciones antiterroristas que Trump impulsó en Oriente Medio.
El islamismo que todo lo destruye
En Europa y EE.UU., donde elites progresistas diluyen la fe cristiana en nombre de la «tolerancia», este clamor es un recordatorio. El islamismo radical no negocia; conquista y destruye.
La designación de Nigeria como CPC trae «inmensa alegría» a comunidades asediadas, pero sin botas en el terreno, será vana. Por eso, Nigeria pide ayuda a Estados Unidos. Como dijo Anagbe: «Todos sabemos que la inacción permite al mal triunfar«. Hora de actuar…, o el silencio será cómplice del holocausto cristiano en África.
