Saltar el contenido

Un periodista LGTB y activista de la infancia detenido por liderar una red de pederastia satánica

El horror se disfraza de activismo, el periodista LGTB pederasta satánico

La noticia que llega desde Sídney es para echarse a temblar y confirma las peores sospechas sobre ciertos perfiles que se erigen en defensores de la moralidad pública. Un conocido periodista y activista LGTB, que paradójicamente cubría temas de infancia, ha sido detenido acusado de liderar una red de pederastia con tintes satánicos. La depravación humana no conoce límites, pero cuando se camufla tras una fachada de virtud progresista, resulta aún más repugnante.

Lobbies, silencio y protección de la infancia

Este caso vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre quiénes tienen acceso a los menores y cómo ciertos lobbies intocables pueden servir de escudo para auténticos monstruos. ¿Cuántos casos más habrá silenciados por miedo a ser tachados de ‘fobos’ de cualquier tipo? La protección de los niños debe ser sagrada y estar por encima de cualquier ideología o corrección política.

La hipocresía de los guardianes de la moral woke

Resulta irónico, por no decir trágico, que quienes más lecciones morales dan al resto de la sociedad acaben protagonizando episodios tan escabrosos. Es urgente que se investigue a fondo y caiga todo el peso de la ley sobre estos depredadores, sin importar su carnet de activista o sus conexiones políticas. Los niños no se tocan, y punto.

El detenido, cuya identidad se mantiene bajo secreto mientras avanza la investigación, era una figura prominente en círculos ‘progres’ y se le veía a menudo en manifestaciones y eventos ‘por los derechos’. ¿Qué derechos? ¿El derecho a corromper la inocencia?

Esta doble moral es la que carcome los cimientos de nuestra sociedad. Se demoniza a la familia tradicional mientras se da pábulo y voz a pervertidos disfrazados de salvadores. Luego, cuando estalla el escándalo, muchos miran hacia otro lado, incómodos al ver que el monstruo era uno de los suyos.

Hay que tener mucho cuidado con a quién se le da un micrófono y una plataforma, porque bajo la bandera arcoíris o la del ‘activismo por la infancia’ pueden esconderse las más viles intenciones. Exigimos contundencia y que se llegue hasta el final, caiga quien caiga.

 

Deja tu respuesta

Donar

Síguenos

Última Hora