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Una guía de viajes califica a Logroño como la ciudad más infravalorada de España

La capital de La Rioja bañada por el Ebro combina a la perfección su cultura, su historia, su gastronomía y su tradición vitivinícola

Volvemos a hablar en LA BANDERA de una ciudad única: Logroño, la capital de La Rioja. Si hace unas fechas, a finales del pasado mes de agosto, hacíamos mención a su calle Laurel como la mejor calle de España para tapear, hoy lo hacemos porque ha obtenido un particular reconocimiento por la prestigiosa guía de viajes ‘Time Out’ como la ciudad más infravalorada de nuestro país.

En el exterior, normalmente son ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, Granada, las que copan la atención del turismo internacional. Por ello, los expertos de esta guía de viajes reivindica el valor global de Logroño, la ciudad bañada por el Ebro que combina como casi ninguna su cultura, historia, gastronomía y su vitivinicultura.

Y precisamente, a juicio de ‘Time Out’, una de las principales razones por las que Logroño es una de las ciudades más infravaloradas es su cultura vinícola, que ha estado presente en la región durante siglos. La Rioja es famosa por sus vinos, y la ciudad de Logroño juega un papel clave en su producción y distribución. La Denominación de Origen Calificada (DOCa Rioja) es la más antigua y prestigiosa de España; tiene un impacto profundo en la identidad de la ciudad, que para muchos sigue siendo ese tesoro por descubrir.

Las bodegas como destinos turísticos

Las bodegas que salpican los alrededores de Logroño no solo son lugares de producción, sino también destinos turísticos de primer nivel, donde los visitantes pueden disfrutar de catas y tours que les sumergen en la tradición vitivinícola de la región. Para sus habitantes y para aquellos que han disfrutado de los encantos de esta urbe, el vino en Logroño no es solo una bebida, sino una forma de vida. De hecho, la ciudad alberga múltiples eventos relacionados con el vino, como ferias y festivales.

Otro de los grandes atractivos de la ciudad, y que en LA BANDERA hemos reivindicado, es su oferta gastronómica junto a su calle Laurel: 300 metros que albergan más de 80 bares y restaurantes. Allí, cada establecimiento ofrece su propia versión de los pinchos, esas pequeñas delicias que definen la gastronomía del norte de España. Entre los más populares están el champiñón a la plancha, la oreja picante, el matrimonio (boquerón y anchoa), y el famoso zorropito de lomo.

Casco antiguo de Logroño

Pero Logroño no es solo una ciudad de buen vino y comida. Su casco antiguo está lleno de historia y monumentos que cuentan la rica herencia cultural de la región. La Concatedral de Santa María de La Redonda es uno de los edificios más emblemáticos, con su impresionante fachada barroca. Otros puntos de interés incluyen el Convento de la Merced (sede del Parlamento de La Rioja) o las iglesias de Santiago El Real y de Santa María de Palacio.

Parada clave en el Camino de Santiago

También Logroño es una parada clave en el Camino de Santiago, lo que añade un componente espiritual y cultural a la ciudad. Cada año, miles de peregrinos pasan por sus calles en su ruta hacia Santiago de Compostela, lo que otorga a la ciudad un ambiente internacional y cosmopolita, a pesar de su tamaño relativamente modesto.

Según esta guía internacional de carácter turístico, una de las mejores formas de conocer Logroño es a pie. Su tamaño compacto invita a los visitantes a perderse por sus calles y descubrir sus encantos poco a poco. El río Ebro, que atraviesa la ciudad, ofrece paseos tranquilos y vistas espectaculares, mientras que sus parques y plazas son el lugar perfecto para relajarse y disfrutar de la vida cotidiana riojana.

No obstante, Logroño ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años. A pesar de esto, ha logrado mantener su esencia tradicional y su carácter acogedor…

Los cinco encantos de Logroño para la Guía Repsol

La también prestigiosa Guía Repsol índice en estos encantos urbanitas de Logroño y también nos deja los cinco imprescindibles de la ciudad: la calle Laurel, la Concatedral de Santa María la Redonda, el Parque del Ebro.

Pero también la Casa de los Chapiteles (sus torres son todo un símbolo de la ciudad. El antiguo palacio de los Jiménez de Enciso fue adquirido por el ayuntamiento con el objetivo frustrado de trasladar aquí la sede episcopal, de Calahorra a Logroño. Descartada esta posibilidad, el palacio hizo las veces de ayuntamiento durante 115 años. Actualmente alberga las oficinas del Instituto de Estudios Riojanos).

Y la Puerta del Revellín, que son los restos del cinturón de piedra que circundaba a la ciudad de Logroño. Este elemento defensivo se construyó entre 1548 y 1540 y fue el resultado de reforzar la antigua muralla medieval. Se amplió en longitud, se creó el foso que la rodeaba y se construyó el famoso Cubo de Revellín.

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