El gobierno de Pedro Sánchez ha provocado que tengamos una tasa de pobreza y riesgo de exclusión infantil del 34%
Un reciente informe de Save the Children ha encendido las alarmas: uno de cada tres menores en España se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, una de las cifras más altas dentro de la Unión Europea. Este preocupante dato sitúa a España como uno de los países europeos con mayores desafíos en materia de protección de la infancia.
España necesita sacar de la pobreza a 895 menores cada día hasta 2030
El estudio titulado “Pobreza infantil: el coste que Europa no puede permitirse” destaca que, para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, el país debería lograr que 895 niños al día salgan del riesgo de exclusión social durante los próximos cinco años. Esta meta forma parte del compromiso asumido en 2015, cuando España se comprometió a reducir a la mitad la tasa de pobreza infantil para el año 2030.
La tasa de pobreza infantil se mantiene estancada en España
Desde 2015 hasta 2025, los avances han sido mínimos. La tasa de pobreza infantil ha pasado del 34,4% al 34,1%, mostrando una preocupante falta de progreso. Para cumplir con el objetivo fijado por la ONU, más de 27.000 menores deberían salir de la pobreza cada mes, lo que representa cerca de 327.000 niños al año.
Consecuencias de la pobreza infantil en España
Catalina Perazzo, directora de influencia y desarrollo territorial de Save the Children España, advierte:
“La cuarta economía de Europa no puede permitirse mantener una tasa de pobreza infantil tan por encima de la media europea. Si no se actúa con urgencia, el compromiso de 2030 corre el riesgo de quedar en papel mojado”.
Los niños que crecen en situación de pobreza enfrentan numerosas barreras: peor acceso a la sanidad, menos oportunidades educativas y mayores dificultades para acceder a un empleo digno en el futuro. Esta situación puede perpetuar un ciclo de pobreza intergeneracional que es difícil de romper.
La pobreza infantil es una cuestión política
El informe subraya que las diferencias en los niveles de pobreza infantil entre países europeos son el resultado directo de decisiones políticas. Las estrategias fiscales, las políticas sociales y las inversiones en infancia determinan en gran medida las condiciones de vida de millones de niños en Europa.












