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Viktor Orbán desafía a Bruselas y reafirma su postura contra la inmigración ilegal: «No pasarán»

El primer ministro húngaro ha vuelto a rechazar las políticas migratorias de la Unión Europea

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, ha recordado en sus redes sociales el décimo aniversario del incidente fronterizo de Röszke en 2015, un momento clave en la política migratoria europea. Durante aquel evento, un grupo de inmigrantes ilegales intentó cruzar violentamente desde Serbia, enfrentándose a la policía antidisturbios húngara. Orbán destacó que ese suceso representó un antes y un después tanto para Hungría como para Europa en materia de seguridad fronteriza.

Tras los disturbios, el gobierno húngaro tomó la decisión de levantar una valla en la frontera sur, bloqueando el acceso a la inmigración irregular y estableciendo que únicamente aquellos con autorización oficial podrían ingresar al país. En su mensaje, Orbán afirmó: «Ese día comprendimos que ni las normativas de Bruselas ni los acuerdos internacionales garantizan la protección efectiva de nuestras fronteras».

El líder húngaro enfatizó que la defensa nacional no depende solo de leyes o tratados, sino también de contar con infraestructuras sólidas y personal comprometido. «Lo esencial es una valla y guardias valientes«, señaló, agradeciendo la labor de policías, militares y agentes fronterizos que, según él, continúan con la misma firmeza que hace diez años.

El secretario de Estado de Comunicación Internacional, Zoltán Kovács, compartió este mensaje en la red social X, destacando que las imágenes de aquel día permanecen grabadas en la memoria colectiva. Kovács recordó que «cientos de inmigrantes intentaron cruzar la frontera sur, pero gracias a la valla y al valor de nuestras fuerzas de seguridad, demostramos que es posible detener la inmigración ilegal y enviar un mensaje contundente a Europa».

Además, Orbán lanzó una firme advertencia a las instituciones de la Unión Europea: «Podrán presionar, sancionar o promover a sus candidatos cada cuatro años, pero los húngaros no cederemos. ¡No pasarán!«.

Después de una década implementando controles fronterizos estrictos, Orbán sostiene que Hungría se ha consolidado como uno de los países más seguros de Europa, con índices de criminalidad significativamente bajos en comparación con otros estados del continente.

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