En una Cataluña asfixiada por el separatismo, la inseguridad y la dejadez institucional, Vox ha vuelto a demostrar que existe otra Cataluña: la que no se rinde, la que honra sus tradiciones y la que lucha por recuperar el orgullo de ser española. Este fin de semana, la Feria de Abril de Barcelona fue testigo de un acto vibrante en torno a los valores de identidad, orden y libertad.
La diputada madrileña de Vox, Isabel Pérez Moñino, se desplazó a la capital catalana para participar junto a los diputados autonómicos Alberto Tarradas y Julia Calvet –los dos parlamentarios más jóvenes del Parlament de Cataluña– en un encuentro que congregó a simpatizantes, afiliados y especialmente a una juventud que ha dicho basta.
“Venimos a defender una tradición española frente al caos y la inseguridad”
En declaraciones claras y valientes, Isabel Pérez Moñino dejó un mensaje que pocos en el panorama político se atreven a pronunciar sin tapujos:
“Hoy he venido a Barcelona a disfrutar de la Feria de Abril junto con Alberto Tarradas y Julia Calvet, diputados de Vox en el Parlamento de Cataluña, así como con todos los afiliados y todos los simpatizantes de Vox en esta provincia de Barcelona. Venimos a defender una tradición que ha sido mantenida por muchos andaluces que vinieron a Cataluña a levantar esta tierra junto a los catalanes frente a esa inmigración ilegal, descontrolada, incompatible con Occidente y que está causando verdadero terror e inseguridad en las calles de toda Cataluña.”
Con contundencia, denunció cómo las políticas multiculturales impuestas desde el progresismo y toleradas por el separatismo han convertido barrios enteros en zonas de inseguridad, violencia y miedo.
“Nosotros defendemos la seguridad, defendemos nuestra identidad, nuestra soberanía, defendemos nuestras tradiciones frente a todos aquellos que quieren acabar con ellas.”
Y recordó lo vivido en su visita anterior a la ciudad:
“El año pasado estuve aquí y tuve que presenciar, además en directo cuando volví a Sants, un tiroteo aquí cerquita que colapsó el tráfico en esta ciudad. Por eso digo que tenemos que garantizar la seguridad de todos los catalanes que día a día conviven con el caos, conviven con la violencia y conviven con el miedo.”
Pérez Moñino lanzó un alegato en defensa de una España alegre, trabajadora, segura y libre, frente al intento de destruirla por parte de separatistas, progres y cómplices del desorden:
“Es hora de recuperar esa España alegre, esa España con la que quieren acabar tanto los independentistas como los socialistas. Nosotros venimos a reivindicar a esa España que quiere seguir caminando por nuestras calles con seguridad y con libertad, frente a esas culturas ajenas e incompatibles y esa inmigración masiva que está acabando con nuestras libertades.”
Los jóvenes responden: la caseta de Vox, abarrotada
Pero lo más impactante de la jornada no fueron solo las palabras, sino la respuesta del pueblo, especialmente de la juventud catalana. En un contexto donde los jóvenes han sido utilizados como peones ideológicos del separatismo o víctimas del adoctrinamiento de género y el relativismo moral, Vox logró congregar a decenas de jóvenes que acudieron a escuchar, compartir y reivindicar.
La caseta de Vox se llenó hasta los topes. Los diputados Tarradas y Calvet conversaron de forma informal con los asistentes, escuchando preocupaciones reales y sin filtros: el miedo a salir de noche, el abandono de los barrios obreros por parte de las instituciones, la presión lingüística, el desempleo y la pérdida de referentes culturales.
Sin discursos oficiales, pero con cercanía y naturalidad, los parlamentarios ofrecieron un ejemplo de cómo se puede representar a una juventud que no comulga con la agenda progre ni con el odio a España. La caseta se convirtió en un espacio de libertad, identidad y verdad.
Una Cataluña real que no aparece en los medios
Mientras los medios callan o ridiculizan a quienes defienden la unidad nacional y la tradición, Vox sigue ganando terreno en las calles, en los barrios y, cada vez más, en los corazones de miles de jóvenes que ya no se sienten representados por el discurso único de la izquierda y el separatismo.
La Feria de Abril de Barcelona, lejos de ser solo una fiesta, se ha convertido este año en un acto de resistencia cultural y política. Vox ha demostrado que su mensaje cala. Que la juventud no está perdida, sino harta. Que la tradición no es algo del pasado, sino un motor de futuro.
Y sobre todo, que Cataluña no está perdida, porque España no se rinde.








