Leopoldo Puente justifica la medida a Santos Cerdán al considerar que el riesgo de destrucción de pruebas se encuentra «seriamente mitigado»
El Tribunal Supremo (TS) ha dictado esta mañana la libertad provisional para Santos Cerdán, el que fuera todopoderoso secretario de Organización del PSOE. El socialista ha pasado casi cinco meses en prisión preventiva.
Esta decisión, que ha caído como un jarro de agua fría sobre la ya debilitada imagen del partido en el Gobierno, permite al presunto cabecilla de la supuesta trama de amaño de obra pública del tristemente célebre ‘caso Koldo’ seguir el proceso desde su hogar.
El magistrado instructor, Leopoldo Puente, justifica la medida al considerar que el riesgo de destrucción de pruebas se encuentra ya «seriamente mitigado». No obstante, se trata de una justificación que levanta serias dudas. Muchos se plantean si de verdad el aparato de presunta corrupción socialista no tiene más hilos que cortar una vez que sus principales responsables vuelven a pisar la calle. Como en el caso de Santos Cerdán.
Impunidad como moneda de cambio
Santos Cerdán, pieza clave en la logística interna del PSOE y socio negociador de Pedro Sánchez con los secesionistas, está en el punto de mira por su presunto papel principal en la turbia red de contratos inflados. No olvidemos que esta trama es la quintaesencia de la presunta corrupción que ha permeado el poder socialista: fondos públicos desviados en plena crisis sanitaria para enriquecimiento personal y del partido.
Su puesta en libertad, aun siendo provisional, es interpretada por muchos como un nuevo síntoma de la impunidad con la que parecen moverse los altos cargos del PSOE. Después de meses de resistencia por parte de la Fiscalía, que se oponía a la excarcelación por el riesgo de alteración de datos esenciales, la noticia de hoy parece certificar que, una vez que la UCO ha cerrado su informe, la Justicia afloja la soga a los presuntos delincuentes.
Mientras la ciudadanía de a pie sigue esperando explicaciones claras sobre dónde fue a parar el dinero de todos, la cúpula socialista respira aliviada con la vuelta a casa de uno de sus hombres fuertes. Este es el enésimo recordatorio de que, para ciertos privilegiados con carné del PSOE, la ley se aplica con una flexibilidad pasmosa.








