Los padres denuncian que, con su hijo subido a un árbol asediado por los lobos, la Guardia Civil se negó a intervenir por tratarse de una especie protegida
El joven pastor asturiano, Enrique Huerta García, estuvo el pasado martes a punto de ser devorado por una manada de lobos en Santianes de Ola (Cangas de Onís), el pasado 2 de abril. Lo más chocante del suceso ocurrió cuando los padres avisaron a la Guardia Civil, con su hijo subido en un árbol y los lobos tratando de alcanzarle, y les respondieron que no podían intervenir por tratarse de un animal protegido.
El pasado martes, sobre las ocho de la tarde, el adolescente se disponía a ayudar a sus padres en su pequeña explotación ganadera y al salir del instituto se dirigió a la sierra de Santianes, donde pastan habitualmente sus cabras. El pastor descubrió que las cabras habían abandonado el pasto y, al explorar el lugar en su busca, descubrió a dos lobos de buen tamaño devorando una de sus cabras.
Al ver al joven Enrique , los lobos no huyeron, sino que se lanzaron hacia él forzándole a escapar para evitar el ataque. Perseguido y acorralado por los lobos, el pastor tuvo que subir a un árbol, desde donde llamó a gritos a sus padres.
Según los padres del pastor, la Guardia Civil se negó a ayudar por la legislación que protege al lobo
La parte más surrealista de la emergencia sucedió cuando los padres avisaron a la Guardia Civil para que ayudaran a los vecinos a hacer frente a la pareja de lobos, que seguían tratando de alcanzar al joven subido al árbol.
La madre declaró posteriormente que, al telefonear al Instituto Armado le contestaron a su petición de auxilio que «El Seprona no lo lleva y no podemos hacer nada, porque el lobo es una especie protegida. Lo sentimos mucho».
Los padres del joven, incrédulos y enfadados, gritaron al funcionario que les atendió: «¡Acaso vale menos la vida de mi hijo que la de un lobo asesino!».
Según relató ‘El Correo’, ningún agente se personó al rescate y el pastor tuvo que esperar alrededor de un cuarto de hora en el árbol a que los lobos desistieran y se marcharan. Todo ello sucedió antes de que los vecinos llegasen al lugar -arriesgándose a una multa por dañar a una especie protegida-.
‘¡Por Dios, casi me comen!», exclamó el adolescente tras recuperarse del susto. A pesar del ataque, el pastor manifestó su intención de volver este jueves a la sierra, como cada día, para seguir cuidando de sus cabras mientras pastan.









Vie 05 abril 2024 @ 07:04
Es la España de hoy. No excluir que el joven Enrique sea perseguido judicialmente por invadir el espacio legítimo de los lobos.