Transición Ecológica ha dejado seco un pantano en la provincia de Cáceres y para ello ha invertido más de 700.000 euros
Son las cosas del Gobierno eco socialcomunista para la Transición Ecológica. Las cosas de Pedro Sánchez y su Agenda 2030. Se vacían embalses, destruyen presas y represas y no se actúa para proteger las ‘rentas’ de agua mientras España arde de la mano de miles de incendios provocados y promovidos por no se sabe quién y bajo qué intereses.
Los incendios de Orense, Zamora y Jarilla (Extremadura) avanzan sin control. En León la situación ha mejorado, mientras Valencia se suma a las provincias afectadas por el fuego a la espera de que la situación empeore en las próximas horas debido a las previsiones meteorológicas y las altas temperaturas.
Hoy: carreteras cortadas, líneas de tren interrumpidas, miles de personas desalojadas, un tercer fallecido y una persona detenida por el incendio de Purcas en Zamora. Al fin, dos aviones cisterna llegaban a Galicia procedentes de Francia para sumarse a los equipos aéreos de extinción.
La línea de AVE entre Madrid y Orense permanece cortada y más de una docena de carreteras, entre ellas las A-66 a la altura de Plasencia y la Nacional 630 también en Cáceres.
Y todo mientras nuestras reservas hídricas se desvanecen y no por el efecto del denominado y multifuncional ‘cambio climático’. Y aquí un ejemplo evidente, aunque en innumerables ocasiones LA BANDERA ha denunciado el desembalse indiscriminado en plena sequía de pantanos en zonas con grave escasez de agua…
El caso de Alcollarín
Nos vamos a Alcollarín, un pueblo de la provincia de Cáceres, con poco más de 300 vecinos. Se presentaba en la Feria Internacional de Turismo de Madrid como un rincón privilegiado para observar aves, lanzar la caña o pasear junto a su embalse… Un espejo azul en medio de la dehesa.
Lodazal de peces muertos
Eso era a primeros de año. Hoy ya no hay agua, y no es por la sequía ni el cambio climático. La razón está en el Gobierno del Sachismo y su Transición Ecológica. Y Ahora en Alcollarín se extiende un lodazal salpicado de peces muertos.
Los vecinos hablan, como apunta La Razón de “desastre ecológico” y miran incrédulos hacia la presa. Completamente vaciada por el Gobierno progresista y ecologista del PSOE. La Confederación Hidrográfica del Guadiana se defiende. Habla una operación “de vital importancia” para proteger el futuro de la cuenca.
La excusa: una especie invasora
El caso es que, con posibles sequías a la vista, incendios forestales que están ocurriendo y un sinfín de posibilidades ambientales catastróficas (que se están cumpliendo) el Ministerio para la Transición Ecológica inició un plan para erradicar el conocido como pez chino, presente en el embalse y en el río Alcollarín desde 2010. Está incluido en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.
El plan incluía meses de despesques con barcos especializados y, como fase final, un vaciado “controlado” de la presa para facilitar la captura de ejemplares.
El embalse se encontraba al 100 % de su capacidad: 50 hectómetros cúbicos, equivalentes a 50.000 millones de litros. Pero vecinos han denunciado a El Periódico de Extremadura que el vaciado provocó la liberación aguas abajo de miles de ejemplares, expandiendo la especie hacia los ríos Ruecas y Guadiana.
Inteligencia limitada
Es decir, la inteligencia escasa de Transición Ecológica provocó el efecto inverso y además ha dejado un embalse fundamental para Alcollarín y la provincia de Cáceres seco.
Por otro lado, el contrato para esta actuación, adjudicado en junio de 2024 a la empresa Ingeniería y Diseños Técnicos S.A.U. por 787.861,99 euros, incluía varias fases de análisis de la fauna piscíscola, instalación de barreras de contención metálicas para evitar fugas, extracción de especies autóctonas y eliminación de invasoras, y el vaciado controlado del embalse.
FONDENEX
Pero como denuncia el Fondo para la Defensa del Patrimonio Natural y Cultural de Extremadura (FONDENEX), los capturaderos aguas abajo se desbordaron en las fases críticas y “cientos de miles” de ejemplares invasores escaparon hacia el Ruecas y el Guadiana.
La bajada drástica del nivel de agua, sumada a las altas temperaturas, provocó además la muerte de numerosas especies autóctonas, incluido el barbo, catalogado como vulnerable. Las orillas se llenaron de peces en descomposición, las aves acuáticas abandonaron la zona y la economía local perdió, de golpe, un recurso clave para el turismo de naturaleza.
Así, mientras España arde, el Gobierno vacía pantanos, destruye presas y nos deja secos y no solo de reservas hídricas…








