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Padres magrebíes abandonan a sus hijos en Bilbao para beneficiarse de la acogida de menores

Como en una ‘Erasmus gratuita’, familias con hijos con iPhone, ropa cara y ortodoncia llegan de vacaciones, y antes de volver envían a los menores a comisaría a pedir asilo

Un fenómeno inédito comienza a preocupar en Vizcaya: cada vez más padres magrebíes llegan con sus hijos menores, algunos incluso en avión y con visado en regla, y los dejan en Bilbao para que ingresen en el sistema de acogida y los mantengan con pagas, sanidad y educación a costa del erario público.

Los turistas estafadores conocen hasta tal punto el funcionamiento del sistema, que saben a qué comisaría enviar a sus hijos, con notas escritas preparadas para informar de su situación e incluso cómo relatar supuestos cruces del Estrecho en patera.

Lo que antes era un perfil marcado por la pobreza y la marginalidad, hoy se transforma en menores de familias de clase media, con padres abogados o políticos, que utilizan la red foral de protección como un “Erasmus gratuito”, indican fuentes de la Diputación a El Correo. Empiezan a detectarse grupos de hermanos que llegan escalonadamente: primero el mayor, que hace de guía, y después los pequeños.

Los servicios sociales vizcaínos detectan un cambio radical. Hasta hace poco, la mayoría de los menas procedían de entornos rurales y pobres de Marruecos o Argelia. Hijos de agricultores y pastores sin recursos, que llegaban solos tras duras travesías. Ahora, aparecen menores de Casablanca, Tinghir o Rabat, con mejor educación y nivel económico. Algunos incluso llevan ortodoncia, móviles iPhone y ropa de marca.

Así funciona el “plan”: visados, vacaciones y entrega en comisarías

Los menores llegan con instrucciones claras. Durante semanas ocultan pasaporte o visado. Cuando los padres viajan con ellos, les enseñan dónde está la comisaría en Bilbao y la fórmula es simple: acercarse y decir “soy menor, necesito ayuda”. Algunos traen incluso un papel escrito con esa frase. A partir de ahí, la maquinaria administrativa se pone en marcha y terminan en centros de acogida.

En muchos casos, alegan falsas travesías en patera o en autobús desde Almería, aunque las autoridades comprueban que no hay registro de su paso. El engaño queda al descubierto cuando, pasado un tiempo, aparece de repente su documento de identidad marroquí.

Sospechas de mafias y turismo de acogida de menores: “un Erasmus gratuito”

En lo que llevamos de 2025, más de 400 menas han llegado a Vizcaya, la mayoría magrebíes, aunque también hay subsaharianos y cada vez más chicas. La red de acogida atiende ya a casi 600 menores.

Servicios sociales y Policía sospechan de la existencia de mafias de trata que instruyen a las familias desde el país de origen y en destino. “Se ha normalizado el procedimiento: alguien les dice qué hacer, dónde ir y qué decir”, reconocen fuentes forales.

Entre el iPhone y el Primark: la vida en los centros

Un portavoz de la comunidad marroquí en Vizcaya lo confirma: “Sigue siendo una minoría, pero existe. Padres con visado dejan a sus hijos aquí porque quieren darles mejor educación y sanidad”. El mismo representante añadió que era buena semejante práctica, porque son jóvenes menos conflictivos en comparación con los menas actuales.

Aunque estos nuevos perfiles no generan tantos problemas de conducta, llegan con expectativas demasiado altas. Se quejan de la comida, de la ropa o de que los regalos no son de marca. “Si quieren zapatillas de 100 euros, tienen que comprarlas con su paga semanal”, cuentan educadores. La mayoría acaba en Formación Profesional, pues pocos llegan a la universidad. Su objetivo es claro: trabajar y buscarse la vida.

Mientras tanto, en Vizcaya, la Ertzaintza ya ha detenido a padres marroquíes acusados de abandono y sustracción de menores, tras descubrir que mantenían contacto con sus hijos ingresados en los centros.

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