Los implicados, uno marroquí y otro argelino y ambos en situación irregular en España, emplearon un arma blanca para herir a sus víctimas
Un joven marroquí, nacido en 2002, y otro argelino, de 2000, ambos magrebíes en situación irregular en España, han sido condenados por un delito de homicidio en grado de tentativa… Y de tres delitos de lesiones graves mediante el empleo de arma peligrosa.
El suceso se produjo en enero 2023, como relata La Nueva España. Los dos magrebíes apuñalaron a cuatro hombres a las puertas de un pub de la Avenida Gaspar García Laviana de Gijón.
Ambos deberán cumplir una pena privativa de libertad de 16 años (siete por el primer delito de tentativa de homicidio y tres por cada uno de los tres delitos de lesiones). El fallo ha sido ratificado por la sección octava de la Audiencia Provincial.
Finalidad: acabar con su vida
Los dos implicados, «de común acuerdo y empleando, al menos uno de ellos, una navaja«, abordaron a su víctima, la que resultó herida de mayor gravedad, a las seis de la mañana. Nada se explica en la sentencia de su motivación, como recoge La Nueva España. Solo que ambos actuaron «con la deliberada finalidad de acabar con su vida».
Le causaron con el arma blanca distintas heridas en varias partes del cuerpo y otras lesiones, incluida la mano derecha y la cabeza. Uno de los cortes afectó al pulmón y al hígado, lo que motivó su rápido traslado al HUCA «dado el inminente riesgo vital que generaban dichas lesiones».
Graves secuelas
Pasó varios días en la UCI, pero, afortunadamente, su evolución fue positiva y se recuperó de las lesiones sufridas. No obstante, matiza el tribunal de la sección octava, le quedaron varias secuelas tras el ataque.
Junto al afectado, de 42 años, iban otras tres personas, también varones, de 51, 36 y 36 años. Los tres resultaron también heridos después de que los dos magrebíes procediesen de la misma forma, «con la referida arma blanca».
El primero sufrió lesiones en pómulo y cuello. El segundo, en el brazo. Y el tercero, en la clavícula. Ninguno de ellos sufrió cortes ni heridas que pusiesen en riesgo sus vidas.
La intervención de los trabajadores del pub en el que las víctimas habían estado fue clave hasta la llegada de los servicios sanitarios. Una camarera, de hecho, según relató a La Nueva España aquel día, utilizó servilletas para taponar las heridas.








