La hipocresía andaluza del ‘neofeminismo’ de derechas: una crisis de identidad y tibieza ideológica asola a todo el PP
La presentación en Sevilla del libro de Juan Soto Ivars, Esto no existe. Las denuncias falsas en violencia de género, se ha convertido en el enésimo termómetro de la crisis de identidad y la abrumadora tibieza ideológica que asola al PP, especialmente en Andalucía.
Tras conocerse la convocatoria de un escrache feminista en Sevilla contra el escritor, la Junta de Andalucía, presidida por Juan Manuel Moreno Bonilla, ha protagonizado un vergonzoso ‘paso atrás’ que, en la práctica, dinamita cualquier atisbo de apoyo a la libertad de expresión y a un debate crítico.
La Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, en manos del PP, ha emitido una declaración que no solo decepciona, sino que se alinea con la narrativa impuesta por la izquierda.
Según la noticia de Europa Press, Igualdad ha sostenido que la presentación del libro «debía haberse realizado en un espacio privado«. Este pronunciamiento, más allá de ser una mera recomendación logística, representa una claudicación ante el ruido. El mensaje es claro: si la izquierda grita, el PP se esconde y aparta al foco de la crítica.
La doble moral de un partido sin brújula
La reacción del Gobierno andaluz es el paradigma de la hipocresía política de un PP que parece incapaz de marcar una línea divisoria clara con las políticas de la izquierda. El partido de la gaviota, supuestamente el adalid del centro-derecha, abraza sin complejos la terminología y las políticas impulsadas por el PSOE y Podemos en materia de género, a pesar de que estas limitan el debate y criminalizan cualquier voz discordante.
Esta vergonzosa reculada no es casual, sino sintomática de un proyecto político que ha perdido su alma, su identidad.
Mientras el presidente andaluz, Juanma Bonilla, luce con asiduidad el pin de la Agenda 2030, la acción de su gobierno demuestra que las líneas de acción son, no solo divergentes con su electorado más crítico, sino abiertamente contrapuestas a los principios de un sano debate democrático.
El pin y la Agenda 2030 como símbolo de la sumisión
El ‘pin’ de la Agenda 2030, ese símbolo que Bonilla lleva con notoria frecuencia, encarna precisamente el compromiso del PP andaluz con una agenda globalista y unas políticas de género que han blindado el dogma de la «inexistencia de denuncias falsas». Y ese es precisamente el tema central del libro de Soto Ivars.
El PP demuestra una alarmante tibieza. Se echa atrás en cuanto surgen voces críticas de la izquierda, temeroso del señalamiento y del ‘escrache’ mediático.
Prefieren el silencio y la connivencia a la defensa valiente de un escritor al que, independientemente de la controversia de su obra, se le ha ofrecido un espacio público, tal como se hace con autores de todas las ideologías.
El PP también promueve la autocensura
Al sugerir que la presentación de Esto no existe debía ser en un «espacio privado», el PP andaluz no solo se suma al escrache feminista. También promueve la autocensura y valida la tesis de que existen temas prohibidos en función de quién los aborde.
Esto es, sencillamente, el triunfo del dogmatismo sobre la libertad de pensamiento. El supuesto «partido de la libertad» ha optado por el camino fácil: plegarse a la ideología dominante para evitar el conflicto, traicionando a sus votantes y, lo que es peor, a la salud del debate público.
El PP andaluz, al recular, ha puesto una vez más de manifiesto que su giro al centro es, en realidad, una sumisión a la izquierda cultural y a sus postulados más intocables.








