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Navidad en paz en El Salvador frente a la sombra del terror en Occidente

La estrategia de ‘Mano de Hierro’ de Nayib Bukele ha transformado las calles: donde antes mandaban las pandillas, hoy pasean familias

Mientras las capitales de Europa y las principales ciudades de Estados Unidos blindan sus mercados navideños con bloques de hormigón y patrullas militares ante la amenaza persistente del terrorismo yihadista, El Salvador vive una realidad radicalmente opuesta.

Este diciembre, el país centroamericano, que una vez fue el más peligroso del mundo, celebra las fiestas de Navidad en un clima de absoluta libertad y seguridad ciudadana.

El Salvador: de la oscuridad a la luz

La estrategia de «Mano de Hierro» de Nayib Bukele ha transformado las calles. Donde antes mandaban las maras, hoy pasean familias a altas horas de la noche. Los datos son incontestables y están contrastados por organismos oficiales.

De hecho, El Salvador ha pasado de una tasa de 106 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2015 a cerrar 2023 con una tasa de 2,4. En lo que va de año, el país acumula cientos de días con «cero homicidios».

Por otro lado, más de 80.000 pandilleros han sido puestos tras las rejas, eliminando el control que el crimen organizado ejercía sobre los barrios y los comercios.

Por ello, a diferencia de los mercadillos de Alemania o Francia, que operan bajo niveles de alerta terrorista máxima, los salvadoreños disfrutan de plazas iluminadas sin el miedo a la extorsión o al atentado.

La crítica de la izquierda

A pesar de estos resultados, Bukele se enfrenta al acoso constante de la izquierda internacional y de sectores mediáticos que lo tildan de «autoritario», «fascista» o «ultraderechista». Sin embargo, para el ciudadano de a pie que ha recuperado su vida y su negocio, el modelo no es una cuestión de etiquetas ideológicas, sino de supervivencia y orden.

Mientras la izquierda prioriza los derechos procesales de los criminales, el modelo de Bukele prioriza el derecho a la seguridad de la gente honrada.

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