La francesa Ynsect, productora de harina de gusanos, se convierte en el mayor pufo ‘eco’ de la década tras ‘moler’ 650 millones de euros
Vistazo al futuro ruinoso de España con la industria eco fomentada por Sánchez. La Agenda 2030 acaba de perder el unicornio empresarial que publicitó como el futuro de la transformación ecológica con el cierre de la starup francesa, Ynsect, que llegó a edificar la mayor granja de insectos industrial del mundo.
La historia de Ynsect resume una de las mayores decepciones en la industria francesa. Fundada en 2011, la empresa se especializó en la cría del escarabajo para producir harina destinada a alimentación humana, aunque la baja aceptación social y las regulaciones estrictas obligaron a pivotar hacia la acuicultura y, más tarde, hacia piensos para mascotas.
Dirigida con la progresía y el desapego a la realidad socioeconómica esperable, Ynsect fue incapaz de resultar solvente a pesar de mantenerla con vida mediante inyecciones multimillonarias de fondos de la UE, entre otros fondos. El coma inducido con dinero ajeno se alargó más de una década y culminó en la suspensión de pagos y en concurso de acreedores.
Plan de negocio disparatado y abandono del mercado clave
En 2018, Ynsect anunció planes para construir en Poulainville (Somme) la mayor granja de insectos del mundo, una instalación vertical de 45.000 metros cuadrados con tanques apilados hasta 37 metros de altura. El 17 de marzo de 2020 colocaron la primera piedra, justo antes del anuncio del confinamiento por covid-19, lo que interrumpió las obras, encareció la cadena de suministro y retrasó dos años la puesta en marcha gradual, iniciada a principios de 2024.
El presupuesto inicial de 150 millones de euros se disparó por encima de los 400 millones debido a complicaciones técnicas, errores en la integración de máquinas personalizadas y falta de seguimiento riguroso de gastos de capital.
“Oficialmente, la recaudación de fondos estaba destinada a financiar los proyectos de ampliación, en realidad, era sobre todo para permitir la finalización de Poulainville”, declaró un empleado en el digital Cafétech.
El proyecto se basaba en un plan de negocio elaborado por consultores y líderes «desconectados de la realidad» que ignoraba, realidades operativas, como costes de producción mucho más altos que la harina de pescado tradicional, lo que forzó el abandono del mercado de acuicultura.
La fábrica, diseñada para volúmenes masivos de 100.000 toneladas anuales, se reconvirtió hacia alimentos para mascotas con mejores precios pero menores cantidades, una decisión impulsada por la necesidad de impresionar a inversores que demandaban escala rápida.
La automatización total tardó más de lo previsto, la mortalidad larval aumentó por problemas de temperatura y vibraciones, y la utilización real apenas alcanzó el 15 % cuando se necesitaba el 30 % para beneficios operativos y el 60 % para rentabilizar inversiones.
Casi 200 millones de dinero público ‘molidos’
Entre 2020 y 2023, las ventas reales sumaron solo 1,8 millones de euros, mientras las pérdidas acumuladas en cuatro años llegaron a 235 millones, con un flujo de caja negativo de -100 millones solo en 2023. La nómina alcanzó los 25 millones en 2023, es decir, 38 veces la facturación real.
Ynsect captó más de 650 millones de euros en total, incluyendo más de 300 millones en equity, 170 millones en bonos convertibles, 150 millones en deuda bancaria y unos 20 millones en subvenciones públicas —15 millones de la Unión Europea—, además de aportes de Bpifrance, Caisse des Dépôts y la familia Peugeot.
La comunicación corporativa exageraba las cifras: en 2021 anunciaron 372 millones de dólares, pero solo la mitad era capital real.
‘Ynsect no recaudó dinero gracias a un proyecto industrial sólido, sino a base de cifras de mercado falsas’
“Ynsect no recaudó este dinero gracias a un proyecto industrial sólido, sino a base de cifras de mercado falsas”, denuncia un responsable en el citado medio. La “gira mundial” para captar fondos fracasó en un contexto de endurecimiento monetario, y en septiembre de 2024 entraron en concurso de acreedores.
En marzo de 2025 pasaron a administración concursal, el Tribunal de Comercio de Évry decretó la liquidación judicial el 1 de diciembre de 2025, cerrando la planta y dejando solo 40 empleados tras múltiples despidos.












