El exdirigente del PSN, que no deja su escaño, argumenta que su novia aceptó el empleo en la empresa de Cerdán, porque tenía trabajo precario
Falta de teflón. Ramón Alzórriz, quien ocupaba el cargo de número dos del Partido Socialista de Navarra (PSN), presentó su renuncia como vicesecretario general tras perder la confianza de la presidenta navarra, María Chivite. También dejará de ser portavoz, pero se queda su escaño.
Esta decisión se produjo después de que se descubriera que su pareja trabajaba en una empresa vinculada a Santos Cerdán, ex secretario de Organización del PSOE. La dimisión se hizo pública en una rueda de prensa donde Alzórriz confirmó que su pareja trabajó en la empresa Servinabar, adjudicataria de obras en los túneles de Belate.
El ya ex número dos del PSN argumentó que desconocía la implicación de Cerdán en Servinabar y defendió que su pareja aceptó el empleo porque tenía un trabajo precario y buscaba mejores condiciones.
La novia entró en la empresa, porque antes tenía trabajos precarios
Según recuerda Europa Press, la UCO de la Guardia Civil descubrió que Santos Cerdán tenía el 45% de participación en dicha compañía. Alzórriz explicó que, al enterarse de que Cerdán formaba parte de la empresa, informó a María Chivite, presidenta del Gobierno de Navarra y secretaria general del PSN.
En su relato, detalló que su pareja trabajó en Servinabar entre 2021 y 2024, y que Chivite desconocía este dato hasta ese momento. El ex dirigente socialista añadió que, tras recibir esta información, Chivite le expresó que había «perdido su confianza», razón por la cual decidió presentar su dimisión como vicesecretario general y como portavoz en el Parlamento de Navarra, aunque continuará como parlamentario.
Empresas ‘corruptoras’ de ‘honrados’ cargos públicos
Por parte del PSOE y afines, desde esta mañana trasladan el grotesco argumentario, tal y como adelantó Rufián, de llamar ‘corruptoras’ a las empresas que tuvieron que pagar, presuntamente, la correspondiente mordida a cambio de licitaciones a los honrados cabecillas socialistas.
Queda por ver si a las prostitutas, omnipresentes en las juergas de ciertos políticos, les tacharán también de “corruptoras” de los fieles maridos y hombres feministas de progreso.












