Saltar el contenido

Condenado en Logroño por suplantar la identidad de un amigo para crear un perfil en Tinder

Argumentó que era una broma crear una cuenta falsa con fotos de Facebook del demandante y usarla durante meses para contactar con 40 personas

Un Juzgado de Primera Instancia de Logroño condena por intromisión ilegítima al honor, intimidad y propia imagen a un hombre que suplantó la identidad de un amigo en internet para crear un perfil falso en Tinder, la conocida red social de citas. La sentencia condena al demandado a indemnizar a la víctima por daños y perjuicios con 3.000 euros más intereses.

El demandante afirma que el acusado se hizo pasar por él en la red social Tinder, donde creó una cuenta con su nombre y fotografías que tomó de su perfil de Facebook, y con ese usuario falso mantuvo durante meses contactos con un mínimo de cuarenta personas.

“El hecho de que una persona publique su foto en una red social distinta -indica la sentencia- no convierte ésta en pública ni permite su uso indiscriminado para un uso distinto no autorizado, y mucho menos como ocurre en este caso, para obtener un tercero citas o conversaciones con otras personas que piensan que están hablando con una determinada persona a la que aceptan por su físico, su nombre o los lugares en que las fotografías están tomadas”.

La ‘broma’ de usar una identidad ajena en Tinder para contactar con desconocidos

Por su parte, el condenado negó que se produjera tal vulneración, porque las fotografías de Facebook que usó estaban al alcance de cualquiera que lo quisiera al ser públicas y accesibles, al menos, a 859 personas. Además, que no ha existido intromisión, no hay prueba de perjuicio y que hasta se disculpó al “tratarse de una broma”.

La sentencia considera que se acreditó documentalmente que el demandado tomó fotografías del perfil de Facebook de querellante, las usó para crear una cuenta de Tinder con su mismo nombre, aunque vinculada a su teléfono móvil, mantuvo durante meses contactos con una cantidad indeterminada de personas, y «este hecho supone una clarísima intromisión ilegítima de la intimidad y propia imagen, que no puede consentirse”.

Deja tu respuesta