El dolor en el pecho es uno de los síntomas que más alarma generan en los pacientes. Puede tratarse de una simple molestia muscular o, en el peor de los casos, del aviso de un infarto agudo de miocardio. Saber identificar las señales de alerta es clave para actuar a tiempo y salvar vidas.
Enfermedades cardiovasculares en España
Aunque en 2024 el cáncer superó por primera vez a las enfermedades cardiovasculares como principal causa de muerte en España, los infartos, ictus e insuficiencias cardíacas siguen provocando miles de fallecimientos cada año. Por eso, los especialistas insisten en la importancia de prevenir y reconocer los síntomas a tiempo.
¿Cómo diferenciar un dolor muscular de un infarto?
Según el doctor David Vivas Balcones, responsable de la Unidad de Cardiología Clínica del Hospital Universitario Vithas Madrid La Milagrosa, hay claves para distinguirlos:
- Dolor muscular: suele aumentar con movimientos o posturas, se localiza en un punto concreto, empeora con la presión sobre la zona y mejora con analgésicos.
- Dolor de origen cardíaco (anginoso o infarto): es opresivo, se irradia al brazo izquierdo, aparece con el esfuerzo y puede acompañarse de sudores fríos, mareos, náuseas, dificultad para respirar o malestar general.
Cuándo acudir al médico de inmediato
Ante la duda, los especialistas recomiendan no confiarse. Si el dolor en el pecho cumple las características del dolor cardíaco y la persona además tiene factores de riesgo como hipertensión, diabetes, colesterol alto, tabaquismo o antecedentes familiares, es imprescindible acudir de forma urgente a un hospital.
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Dolor torácico “atípico”
El doctor recuerda que no todos los infartos siguen el patrón clásico. En ocasiones, pueden manifestarse como molestias menos evidentes pero igualmente peligrosas. Por eso, la regla es clara: ante la mínima sospecha, mejor consultar a un profesional sanitario.
La prevención, la mejor herramienta
Adoptar hábitos saludables sigue siendo la clave para reducir el riesgo: dieta equilibrada, ejercicio regular, controlar la presión arterial y los niveles de glucosa, dejar de fumar y acudir a revisiones periódicas.








