Profanaron las tumbas equivocadas: tres ladrones y sus familias afrontan la ‘Ley Gitana’ por faltarle al respeto a los difuntos de un poderoso clan
Profanaron las tumbas equivocadas. Lo que comenzó como un simple robo de chatarra ha terminado en una guerra abierta entre clanes gitanos de Zaragoza, informa The Objective, después de la detención de tres hombres por saquear más de 500 tumbas del cementerio de Torrero, llevándose cruces, placas y esculturas metálicas para venderlas en chatarrerías.
El problema para ellos, más que las repercusiones legales por tan repugnante robo, consiste en que ignoraban que, entre los nichos destrozados, había sepulturas pertenecientes a un poderoso clan de la ciudad.
Profanaron las tumbas equivocadas: eran difuntos de clanes gitanos de Zaragoza
Tras quedar en libertad con cargos, al menos uno de los implicados fue brutalmente agredido por miembros del clan afectado. La Policía incluso tuvo que proteger a los ladrones de las protestas en el barrio zaragozano de El Oliver, donde residían los delincuentes.
La represalia no terminó ahí porque: según fuentes policiales recogidas por el citado medio, los tres detenidos y sus familias han sido expulsados de Zaragoza, siguiendo la ley gitana. El destierro, aseguran los investigadores, se dictó como castigo por faltar al respeto a los difuntos del clan.
Ladrones reincidentes, ganaron 4.000 euros por destrozar 500 tumbas
Los ladrones, con antecedentes por robo y amenazas, confesaron que actuaban por dinero. Según relataron al citado medio fuentes policiales, el Camposanto carece de seguridad nocturna y de cámaras de vigilancia, por lo que resulta sencillo colarse.
En un mes, los delincuentes obtuvieron unos 4.000 euros tras vender más de 1.500 kilos de metal robado. Sin embargo, el precio final fue mucho más alto: la pérdida de su hogar y la condena social de su comunidad.
El Ayuntamiento de Zaragoza calcula que los destrozos superan los 50.000 euros, y el cementerio sigue mostrando un panorama desolador: lápidas rotas, fotos arrancadas y crucifijos desaparecidos. La ausencia de vigilancia nocturna y cámaras de seguridad facilitó el saqueo durante semanas.








