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Los okupas de Bonanova disparan bolas de acero con tirachinas a las ventanas de los vecinos

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Por la desidia de la Administración y de la alcaldesa Colau, los okupas pudieron armarse para una batalla campal si intentan desalojarlos hoy

Los delincuentes okupas que usurparon dos inmuebles den el barrio barcelonés de Bonanova se han dedicado esta noche a amedrentar a los vecinos disparando rodamientos de acero con tirachinas a sus ventanas. En un video viralizado en Twitter puede distinguirse a varios delincuentes, ataviados como los black block antisistema para dificultar su identificación, disparar con tirachinas hacia la calle y las viviendas dentro de su alcance.

La desidia de las diferentes Administraciones, cuando no la complicidad mostrada con el movimiento por la alcaldesa Colau, ha permitido que los delincuentes conviertan en auténticos búnkeres los inmuebles que han usurpado. Los okupas han podido hacer acopio de un auténtico arsenal para plantear una guerrilla urbana: desde extintores para arrojar desde ventanas y azoteas, hasta palos, piedras y gasolina. Parte del material de obra robado se ha empleado en fortificar los edificios.

Por otra parte, los okupas han convocado a grupos antisistema de extrema izquierda para que acudan esta noche a impedir el desalojo y a agredir a la manifestación de ciudadanos, hartos de ese foco de delincuencia y suciedad, convocada por la empresa Desokupa.

Hoy termina el calvario de los vecinos

En la mañana del jueves, el CEO de la empresa Desokupa ha difundido en su Twitter que ya existe una medida cautelar para la expulsión de los okupas. Si todo funciona según lo previsto, el desalojo de los delincuentes tras quince años desde que usurparon los edificios tendrá lugar hoy.

Daniel Esteve ha advertido sobre el bulo que están difundiendo ciertas televisiones relativo a la presunta suspensión de la manifestación. Es mentira: la convocatoria a las 21:00 sigue en pie. Gracias a la medida cautelar, no será necesaria la intervención de Desokupa para el desalojo, pero la manifestación sigue convocada.

El propietario de la empresa, Daniel Esteve, lleva días denunciado los delitos que comenten los okupas: disparar balines a los vecinos, apedreamientos, insultos, agresiones, robos e incluso acoso sexual a una menor que iba al colegio. La escena más conocida tuvo lugar hace cinco días, cuando varios allanadores fueron grabados en la zona, persiguiendo a alguien armados con palos y un hacha.

El cabecilla de los okupas, un presunto hombre de metro noventa, se ha destacado por la violencia empleada contra vecinos que, cobardemente, elegía entre quienes no podían hacer frente a su matonismo.

Ambos inmuebles usurpados son de la Sareb

El Kubo y La Ruina, nombres que los allanadores pusieron a los edificios, son dos inmuebles contiguos propiedad de la Sareb y ubicados en la Plaza Bonanova, en la zona alta de Barcelona. La Ruina es una casa modernista y el Kubo es un bloque de pisos. En ambas propiedades se distribuyen 150 okupas.

Ocupados desde hace quince años, se han efectuado hasta tres desalojos con orden judicial. Medidas que no impidieron que vuelvan a ocuparse y se incremente la conflictividad de la zona.

ABC ha informado que sobre ‘La Ruina’ pesaba una orden de desahucio, pero se aplazó. La otra casa, ‘El Kubo’, estaba pendiente de una vista a finales de mes para, según la Policía y el municipio, que las fechas se unifiquen y evitar que cuando desalojen un edificio, los okupas se muden al contiguo.

Se da la circunstancia de que ambos inmuebles usurpados en Barcelona pertenecen a la Sareb, organismo al que recurrió Sánchez para prometer vivienda joven en su enésimo timo a la población. Contrariado por el precio que pagará en votos el PSOE por su ley de Vivienda comunista, Sánchez ha necesitado impostar generosidad con su supuesta dádiva de vivienda a los jóvenes a cuenta de activos tóxicos de la Sareb.

Según la propia web de la Sareb, desde 2012 todavía tienen pendientes de venta alrededor de 46.500 inmuebles. En otras palabras, las viviendas que Sánchez publicita en su propaganda electoral incluyen los activos más venenosos de entre los activos tóxicos de los que aún no se ha librado la Sareb tras 11 años de actividad: desde casas en ubicaciones remotas, hasta obras inacabadas e incluso inmuebles con okupas dentro, como en el caso de Bonanova.

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