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Sánchez, investido por separatistas y la extrema izquierda

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Arranca una legislatura con el Ejecutivo actuando al dictado de quienes afirman buscar la destrucción del régimen constitucional de 1978

Sánchez ha logrado este jueves la investidura por 179 votos, tres más de lo que necesitaba, y 171 en contra del PP, Vox y UPN. Sin sorpresas, el candidato socialista firmó cheques en blanco políticos, judiciales, monetarios y de soberanía regional, que le permitieron obtener el apoyo de siete partidos diferentes.

Han devuelto a Sánchez a Moncloa partidos tan dispares que van desde la extrema derecha a la extrema izquierda separatista, como ERC, Junts, Bildu, PNV y BNG, pasando por los comunista de Sumar y una Coalición Canaria que se apuntó a caballo ganador.

Siete partidos, cada uno con sus pretensiones particulares, que fiscalizarán constantemente a Sánchez para que cumpla sus pretensiones bajo la amenaza de acabar abruptamente con la legislatura.

La duración de la legislatura dependerá del cumplimiento de Sánchez de las exigencias de sus socios

Arranca una legislatura en la que, a tenor de lo expuesto por los cómplices de Sánchez en durante la investidura, el Ejecutivo actuará al dictado siete partidos que, en su mayoría, afirman buscar la destrucción del régimen constitucional y el desmembramiento de España.

Un cambio de régimen en el que, tal como afirmaron ayer y hoy los socios del PSOE, España se convertirá en una suerte de estado confederal asimétrico y mutilado en el que unas regiones, cuyos separatismos apuntalan a Sánchez en Moncloa, disfrutarán de una lluvia de millones y prebendas financiadas por las demás.

Los separatistas exige que, además de obedecer, Sánchez escenifique la rendición del Estado

Por otra parte, tal como se vio ayer y hoy durante los discursos de los separatistas, no sólo exigen a Sánchez el cumplimiento de los acuerdos, sino que también tiene que escenificar la rendición del Estado.

En este sentido, Sánchez carecerá del comodín usado hasta ahora por el PSOE y la prensa subvencionada, consistente en manosear la terminología de cada cesión a los independentistas frente a la galería socialista, porque los mismos socios le abroncan en público, lo dejan por mentiroso y le piden que rectifique.

Una muestra se vio en el pleno de ayer, cuando Sánchez vendía la falsedad de una presunta reconciliación en Cataluña por la amnistía a delincuentes, pero los compinches de los mismos le recordaron en la tribuna que nada más lejos de la realidad y le abroncaron por no mostrarse suficientemente sumiso.

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