Cuatro horas en el Capitolio han dado mucho de sí. Tres militares y miembros de la Inteligencia de Estados Unidos han asegurado que sobre nuestros cielos sobrevuelan naves extraterrestres y que algunas de ellas han caído junto con cuerpos no humanos
¿Existe vida extraterrestre? ¿Los humanos somos los únicos que habitamos nuestra galaxia o galaxias indescifradas?
Son las preguntas que la Humanidad se hace desde que lo es. Y en Estados Unidos, tres militares (que han sido calificados como “valientes”) han dado respuesta a estas incógnitas metafísicas en el mismísimo Capitolio ante los miembros de la subcomisión de Seguridad Nacional, Frontera y Asuntos Exteriores del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes.
La intención del Congreso con estas intervenciones oficiales es forzar al Pentágono a difundir la información clasificada para así “levantar la tapadera”, como ha asegurado el congresista Tim Burchett.
David Grusch, Fuerza Aérea de EE.UU.
Se llama David Grusch y es exoficial de Inteligencia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Ha asegurado que el Pentágono tiene en su poder naves alienígenas y “restos no humanos”.
Grusch, de 36 años, es un veterano de la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial (NGA). De 2019 a 2021 trabajó en la oficina de reconocimiento en el Grupo de Trabajo de Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP). Después de su salida ha sido uno de los “valientes” que ha empezado a ‘soltar lastre’, “tras conocer informes preocupantes de múltiples compañeros y de militares respetados y acreditados en activo o retirados que dejaban claro que el Gobierno opera en este asunto en secreto, sin la supervisión del Congreso”. “Ha habido colegas míos brutalmente represaliados administrativamente por hablar”. Calcula que por ello solo el 5% de los avistamientos son denunciados.
El exoficial ha asegurado que el Gobierno posee naves extraterrestres. “Me lo confirmaron 40 testigos a lo largo de cuatro años”. También ha confirmado que el Pentágono esconde “restos no humanos”. Grush dice que sabe dónde se encuentran “y así se lo reporté a las autoridades correspondientes”.
Ya antes David Grusch confirmaba a The Debrief que las autoridades el país norteamericano cuentan con partes “intactas y parcialmente intactas” de naves espaciales cuyo origen no es humano. Los datos “apuntan a que no estamos solos. No estamos hablando de orígenes o identidades prosaicas”.
El exoficial asegura que durante estos años se han ido recuperando fragmentos de vehículos “de origen exótico (inteligencia no humana, extraterrestre o de otro origen), según las morfologías del vehículo, las pruebas de ciencia de materiales y la posesión de disposiciones atómicas y firmas radiológicas únicas”. De acuerdo con sus declaraciones, existen programas ‘encubiertos’ con los que se busca la detección y recuperación de vehículos de origen no humano.
Ryan Graves, expiloto de la Armada
También ha declarado en el Congreso de Estados Unidos Ryan Graves, expiloto de la Armada. Ha dicho que “mientras estamos hablando, nuestro cielo está lleno de UAP, cuya existencia no se denuncia lo suficiente. Los avistamientos no son raros, ni aislados. Son la rutina. El estigma de los UAP es real, y plantea un desafío poderoso a la seguridad nacional”.
En 2014, Ryan Graves era piloto de F-18. Fue cuando vio, durante un vuelo que partió de la costa Este a la altura de Virginia Beach, un “cubo gris oscuro o negro dentro de una esfera transparente que se acercó a 15 metros del avión que encabezaba la flotilla. Calculamos que tenía entre 1,6 y 3 metros de diámetro”. “Esos encuentros se volvieron tan frecuentes que discutíamos el riesgo de encontrarnos con UAP como parte de la preparación al vuelo”.
David Fravor, comandante retirado de la Marina
David Fravor es comandante retirado de la Marina; tercero en intervenir. Recordó que en 2004 participó en unas maniobras de entrenamiento como piloto de un Strike Fighter en la costa de San Diego. En un determinado momento, un controlador les comunicó que había que suspender la misión, porque llevaban un par de semanas topándose con artefactos que bajaban como el rayo de los 80.000 a los 20.000 pies y se quedaban a esa altura durante horas. Entonces, según las declaraciones de Fravor, “apareció un objeto blanco que se movía muy abruptamente sobre el agua, como una pelota de ping-pong”. “Lo que vi durante un período de cinco minutos es algo que nunca, antes o después, he visto. Era una tecnología increíble”. Para él, se trata “del más importante avistamiento de un UFO de la historia”. “No creo que esa tecnología esté al alcance de ningún país sobre la faz de la Tierra”.
New York Times
Además, el New York Times acaba de publicar un acontecimiento sucedido el 8 de enero de 2014: una bola de fuego proveniente del espacio iluminó la atmósfera terrestre y se estrelló en el mar, al norte de la isla Manus, frente a la costa noreste de Papúa Nueva Guinea.
Este hecho se ocultó durante cinco años hasta que Avi Loeb, astrofísico teórico de la Universidad de Harvard, y Amir Siraj, quien en ese entonces cursaba estudios superiores en esa institución, se toparon con la información en 2019. A partir de los datos de velocidad y dirección registrados, Siraj identificó la bola de fuego como un “caso atípico extremo”.
Y el mes pasado, tal y como relata el New York Times, Loeb lideró una expedición para recuperar fragmentos de la bola de fuego del lecho marino del Pacífico occidental. El 21 de junio, anunció que lo había logrado. “No serán criaturas biológicas como las que se ven en las películas de ciencia ficción”, señaló Loeb. “Lo más probable es que sea un artefacto tecnológico con inteligencia artificial”.